Marie, arquitecta, de 43 años de edad, madre de un niño de 3 años, compartió a través de Twitter su relato sobre los tratamientos, sus vivencias, broncas, sus dolores y sus miedos. Con valentía e ironía dijo todas sus verdades quitando el velo de pudor y vergüenza con que muchas veces se vive esta enfermedad.
Su inteligencia, humor y pensamientos directos, la convirtieron en una especie de contraheroína, teniendo más de 9.000 seguidores en la red social.
Marie tuvo un cáncer de ovario con metástasis. Decidió no quedarse callada y se convirtió en la protagonista de “El Show de Kimmy Oh”, un relato en capítulos sobre el tratamiento, los dolores, los miedos, charlas con sus amigas incondicionales, fotos de sus plantas y del desorden de su casa, en resumen, aspectos de su nueva cotidianeidad.
Empezó a escribir su despedida mientras se hallaba internada en el Sanatorio de la Providencia, en Buenos Aires, donde recibió cuidados paliativos, y desde donde quiso que se supiera que la trataron “como a una reina”, según textualmente decía. Allí también pasó su último cumpleaños.
Desde su cuenta @kireinatatemono, Sebastián, su marido escribió el último tweet: “En su ley, con una sonrisa y el puño apretado, Marie acaba de morir”.
Marie, sabiendo que su final se acercaba, escribió un cuaderno para que su hijo Nippur pudiera conocerla más “si las cosas salen mal”.
Nippur la visitaba todos los días, ése era para ella el mejor momento de cada día.
Desde hacía al menos 20 días sabía que el resultado de la disputa con la enfermedad estaba cantado; las cosas habían salido mal.
Aceptaba la derrota y estaba preparada. “Ya fue todo”, decía.
Sus seguidores de las redes le enviaban “luz”, fotos de flores, flores de verdad, imágenes de casitas con porche, paisajes, el tomo de Puck que le faltaba para completar la colección…le enviaban afecto en diversas formas y colores. Atea, agradecía plegarias, pero contestaba corrosiva si le sugerían que se vuelque a Dios, tanto como cuando le recomendaban probar con terapias alternativas. El día anterior a dejar de twittear había contado que la llevaba “mal de físico, pero con mucha emoción, amor y gilada”.
Luego de veinte días de haber anunciado que su salud había empeorado, agregó que ya no quedaba más por hacer, sólo esperar.
Su marido dijo: “Para los que se preguntan si Marie sufre: su cuerpo está acá, su cabeza más allá.”
E uno de sus últimos twiits dijo: “Queridos todos, también agradezco la sugerencia de terapias alternativas y etc, pero a veces la suerte está echada y hay que ACEPTAR. Prueben eso.”
Con el pasar de los días y al haber silencio en las redes, los seguidores empezaron a preguntar qué pasaba.
Sebastián, entonces, confirmó que su mujer no estaba en condiciones de twitear y que “seguía su camino, como hasta ahora, con dignidad y en paz”. Anoche escribió que ya faltaba menos y esta mañana, a las 9.45, anunció el final. También invitó a quienes deseen a despedirla, de 18 a 02, en Montes de Oca 1556, sin flores ni coronas, ya que ella no quería eso.
Marie mostró una forma diferente y singular de vivir su vida en su tramo final. Dejó mucho material en twitter, así comosus blogs, para quienes quieran conocerla y conocer su historia.
Deja mucho más en su marido, hijo y amigos. Seguramente estarán agradecidos de haber podido compartir sus vivencias de una forma tan sincera y abierta. Ella dijo que prefería vivir, no dejar una enseñanza. Seguramente era así como ella dijo. Pero eso también nos deja algo parecido a una enseñanza, por lo menos, un modo diferente y singular de vivir la muerte tal como debe haber vivido su vida.
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