La autora afirma que el aumento de la esperanza de vida, el desarrollo de la salud pública y el avance científico-técnico de las ciencias de la salud, propician un amplio campo de trabajo del que el dolor crónico se hace participe en gran medida e importancia.
Al entender el dolor como un suceso histórico profundamente humano, éste se convierte en uno de los padecimientos más antiguos que los seres humanos han experimentado y en torno al cual los grupos sociales han establecido múltiples significados.
Los sistemas de salud como respuesta a esta problemática han intentado e intentan paliar, controlar y eliminar esta situación; para reducir costos, mejorar la efectividad y la eficacia.
Plantea que es en esta situación en la que el estudio de las costumbres y las culturas toma relevancia, y es aquí donde la autora enmarca el campo de actuación de la antropología aplicada a la salud, dando una nueva perspectiva y analizando el tratamiento del dolor con terapias alternativas en combinación con las farmacológicas.
El trabajo se estructura en tres partes; la primera en la que se desarrolla la definición del término y su evolución histórica, una segunda en la que se ven los métodos de evaluación y comunicación que son necesarios aplicar y adquirir por parte de los profesionales a la hora de intentar realizar una correcta valoración, así como el abordaje de la problemática y las terapias de las que se dispone para hacerlo de manera holística; y una tercera en la que se exponen la justificación y las conclusiones que se derivan del tema propuesto.
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