LA COMPASIÓN, LA BASE DE TODOS LOS CUIDADOS

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Paliativos Sin Fronteras 2021.

“Cuando se ayuda a alguien en momentos difíciles, comienza realmente la civilización”. Margaret Mead

La compasión es un elemento muy im-portante en el cuidado de los enfermos y  la  base  de  toda  la  asistencia  sanitaria. Es más simple y a la vez más intensa que la propia empa-tía e invita a tratar de ayudar o mitigar el sufrimiento ajeno, ya que promueve un impulso, una energía cuando lo percibe y se acompaña de una acción para dismi-nuirlo. Quiere decir “sufrir juntos o tratar con emociones desde la simpatía”, y se con-sidera como el punto de partida para humanizar la medicina y hacerla más centrada en el paciente. Si bien ser compasivo no está de moda, es lo que nos hace verdaderamente humanos y nos conecta más con la naturaleza.

Para Aurelio Arteta, “ la compasión brota del mal ajeno y desea indirectamente su bien. La piedad reacciona por de pronto a los signos de impotencia humana, aun-que se oriente a recobrar la potencia per-dida o a conquistarlas. La compasión no representa un además del deber, una capa-cidad sobrante o excepcional, sino el sue-lo nutricio de todos los deberes y la más perentoria de las capacidades morales”. Para Carlos Martínez G., “la compasión se caracteriza por la importancia del componente moral y afectivo sobre el puramente material”. Es una pasión que se dirige es-pontáneamente al sufrimiento de los otros y requiere tomar en serio el mal que su-fren las otras perso-nas y no banalizarlo.

La generosidad y el cuidado de los demás resultan psicológica-mente incomprensi-bles sin el motivo de la compasión.

La compasión tiene tres partes: un componente cogni-tivo que engloba la atención y evaluación del sufrimiento ajeno, además del reconocimiento de nuestras capacidades para actuar frente al sufrimiento de los demás, un componente conduc-tual que incluye el compromiso por parte de cada uno y la decisión firme de realizar acciones que ayuden a eliminar el sufri-miento, y un componente emocional que nos impulsa a actuar desde nuestro inte-rior, generando reacciones emocionales que nos produzcan satisfacción personal.

La compasión es el principio funda-dor y la actitud ética fundamental de las di-ferentes tradiciones religiosas: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo, budismo. Su verdadero sentido es ponerse del lado del otro, más aún, en el lugar de los otros sufrientes en una relación de igualdad, de empatía y asumir el dolor de las otras per-sonas como propio, interiorizarlo, hasta identificarse con quienes lo sufren, algo que no resulta fácil pero que es necesario intentar. La compasión requiere participar activamente en el sufrimiento ajeno, pen-sar y mirar la realidad con los ojos de las víctimas, de las personas empobrecidas y luchar contra las causas que lo provocan.

El final de la vida se acompaña de sufrimiento y los que cuidamos debemos conocer y aprender a ser más compasivos. Es una habilidad que se puede entrenar y puede aprenderse a través de la educa-ción humanística, como la literatura y el teatro, la poesía, las narrativas o historias de vida y el cine, que componen un mo-saico de posibilidades que pueden servir a los educadores para ayudar al estudian-te de una profesión sanitaria a construir una identidad equilibrada, a completar su formación, a educar sus emociones y a promover la empatía activa que es la compasión.

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